Freddy Espinel
5 oct 2021
Nadie se podía imaginar en ese momento que estas protestas eran solo el golpe inicial a la actividad turística y que solo tres meses después, aún en proceso de recuperación de este duro golpe, llegaría una pandemia que paralizaría el turismo en el mundo.
Hasta el segundo trimestre del 2019, el panorama del turismo en Guayaquil lucia alentador. Hoteleros, Operadores, Guías y Transportes turísticos, en fin, todos los involucrados en la actividad como prestadores de servicios estaban ocupados y preparándose para un final de año prometedor. Sin embargo, de repente obscuros nubarrones, representados por movilizaciones sociales y protestas, aparecieron en el horizonte como presagio de lo que vendría mas adelante.
Las protestas de octubre del 2019 paralizaron el país, las fiestas por la independencia de Guayaquil fueron suspendidas y con ello todo evento social por la conmemoración. Muchos turistas internacionales acortaron su estadía en la ciudad y el país debido a los disturbios generalizados, la inseguridad y la falta de servicios.
Nadie se podía imaginar en ese momento que estas protestas eran solo el golpe inicial a la actividad turística y que solo tres meses después, aún en proceso de recuperación de este duro golpe, llegaría una pandemia que paralizaría el turismo en el mundo.
Ha pasado un año y medio desde el inicio de la pandemia, en este tiempo el sector turístico ha sufrido pérdidas económicas enormes y con ello la perdida de miles de plazas de trabajo. El sector quedó devastado y la ayuda estatal para paliar la crisis ha sido casi nula.
La esperanza en las vacunas y el plan de acción de este gobierno para su aplicación; así como el esfuerzo realizado en las mesas de trabajo entre representantes del sector y la Empresa Municipal de Turismo del Municipio de Guayaquil y de la Prefectura del Guayas con su programa de reactivación “Guayas Renace”, hizo visible una luz al final de túnel para la recuperación del turismo en la ciudad y la provincia.
Lamentablemente, esa luz parece hoy más lejana, ya que se avizoran nuevos nubarrones en el horizonte de la actividad turística local. Lo sucedido en la cárcel de Guayaquil días atrás ha disparado las alertas a nivel mundial, al punto que varios países han advertido a sus ciudadanos del peligro de visitar la ciudad. La inseguridad se ha tomado Guayaquil, a pesar de los esfuerzos de policía y las autoridades locales por combatirla.
Por otro lado, y para conformar la tormenta perfecta, nuevos llamados a movilizaciones aparecen en el panorama de organizaciones sociales que protestan contra políticas del actual gobierno.
El Ministerio de Turismo, como ente rector, es el llamado a implementar un plan de acción urgente que permita al sector, prever y atenuar el impacto de la situación actual. Plan que debe ser articulado, al más alto nivel, con las autoridades de la ciudad y policía nacional; así como, con los gremios y todos los actores de la actividad turística en Guayaquil.
El sector turístico de Guayaquil no aguanta otra tormenta perfecta.