Freddy Espinel D.
17 jun 2022
Hacer turismo en Ecuador es para personas y empresas resilientes
La resiliencia podría definirse como la capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones adversas y superar circunstancias traumáticas. No cabe duda de que hacer turismo en Ecuador es para personas y empresas resilientes, para muestra de aquello solo falta revisar lo sucedido a partir de octubre del 2019 cuando un levantamiento indígena sería la obertura de lo que vendría meses después a inicios del 2020; una pandemia que paralizaría al mundo y por ende toda actividad turística. Muchas empresas del sector cierran sus puertas, pues no logran superar la situación ahondada por el escaso y lento apoyo estatal.
Para septiembre de ese año, se vacunan a más de nueve millones de personas y el país empieza a recuperar lentamente sus actividades tratando retomar la normalidad; las empresas turísticas que han logrado sobrevivir se ingenian promociones, se apunta al turismo interno como alternativa, las líneas aéreas comienzan a retomar rutas y los gremios del sector se reúnen en mesas de trabajo. Los turistas internacionales de a poco empiezan a arribar nuevamente a los principales destinos nacionales y las esperanzas de una real reactivación renacen. Las cifras de ingresos de divisas por turismo del 2021 empiezan a mejorar.
Sin embargo, la recuperación se ve afectada por una ola de delincuencia, común y organizada, que azota las principales ciudades del país, incluyendo despiadadas y mediáticas masacres en las cárceles que impactan en la imagen de seguridad que debe ofrecer un destino turístico, al punto que algunos países emiten alertas para sus ciudadanos al momento de decidir visitar Ecuador.
Junio del 2022 nos remonta al 2019, parece un “déjà vu”, un nuevo levantamiento indígena deja a los turistas varados, con suerte en los hoteles o en medio de alguna visita para aquellos que ya estaban en el país, o con las maletas listas a aquellos que tenían sus reservas confirmadas para viajar. Para otros, los potenciales turistas que estaban planificando sus vacaciones y pensaban conocer nuestros atractivos, ya no seremos una opción y buscarán otro destino que les ofrezca mayor seguridad.
Seguiremos apostando a esta actividad que se caracteriza por su resiliencia, por su capacidad de adaptarse a estos duros golpes y de superar esa imagen negativa que la afecta. Es momento de fomentar la unión del sector turístico, de innovar, de buscar nuevos mercados, de proponer y de actuar. La seguridad es un factor medular para la sostenibilidad de un destino turístico.